La Voràgine de un Chuquicamatino

Desde hace mucho que tenia la idea de ir escribiendo cosas de mi vida...¿Para que?...aun no lo tengo claro?...ahi vere...en el camino descubrire la respuesta....Ojala que esto(Blogger.com) dure hasta mi muerte...Que lata tener que hablar sobre la muerte, pero es el ciclo de la vida....nacer, crecer, desarrollar, morir...Tan Tan!!

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lunes, agosto 15, 2005

Sin comentarios

Tú no te enamoras, tú te obsesionas. Vamos, que donde pones el ojo pones la neurosis. El objeto de tu amor es bello y poderoso. Sobre todo poderoso, gracias a que le concedes el infinito poder de dar sentido a tu existencia, tarea que resultaría demasiado costosa para ti mismo. Tu amado se convierte, poco a poco, en objeto de tu obsesión hasta el punto de que, antes que quererlo, necesitas poseerlo, hacerlo tuyo, tenerlo.


“Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando fumaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita”.


Lolita, luz de mi existencia, ardor de mis entrañas. Mi simonía, mi ser. Lo-li-ta. La punta de la lengua viajando en tres tramos por el paladar para dar, a la de tres, en los dientes. Lo.Li.Ta.

¿Tuvo ella alguna precursora? Sí, de hecho la tuvo. En realidad, no podía haber ninguna Lolita si yo no hubiese amado, un verano, a cierta niña primeriza. En un principado junto al mar. ¿Ah, cuándo? Alrededor de tantos años antes de que Lolita naciera, que eran, a su vez, los años que yo tenía ese verano. Siempre pueden contar con un asesino para un estrafalario estilo de prosa.

Ahora quisiera presentar la siguiente idea. Entre los límites de edad de nueve y catorce, se encuentran adolescentes que, a ciertos hechizados viajeros que les doblan o triplican la edad, revelan que verdaderamente no son humanas, sino nínficas (es decir, demoníacas); por lo que propongo denominar a estas selectas criaturas como "nínfulas".
Se apreciará que he sustituido términos temporales por términos espaciales. De hecho, hubiese hecho ver al lector "nueve" y "catorce" como los límites - las playas reflectantes y las rocas rosadas - de una isla encantada rondada por esas nínfulas mías y rodeada por un vasto mar cubierto de neblina. Entre esos límites de edad, ¿son todas las niñas nínfulas? Por supuesto que no. De lo contrario, nosotros que estamos enterados, nosotros viajeros solitarios, nosotros nínfulo-adictos, haría tiempo ya que nos hubiésemos vuelto locos. Incluso ni las buenas apariencias sirven como criterio; y la vulgaridad, o al menos lo que una determinada comunidad entiende por esto, no afecta necesariamente a ciertas características misteriosas, la gracia fantasiosa, el esquivo, sospechoso, desmoralizador e insidioso encanto que diferencia a la nínfula de sus coetáneos como incomparablemente más dependientes de un mundo espacial de fenómenos sincrónicos que de una isla intangible de tiempo hechizado donde Lolita juega con lo que le gusta.
Dentro de esos mismos límites de edad, el número de verdaderas nínfulas es sorprendentemente inferior al de las muchachitas de esencia humana; las normales, o sólo las simpáticas, o "monas", o incluso "dulces" y "atractivas", corrientes, regordetas, sin formas, de piel fría, con barriguitas y coletas, que pueden o no pueden convertirse en adultos de gran belleza (observen a las gorditas con medias negras y gorritos blancos que se metamorfosean en estupendas estrellas de la pantalla). Si a un hombre corriente se le ofrece una fotografía de un grupo de colegialas o de las Girl Scouts y se le pregunta que señale la más linda, no tendrá porque elegir necesariamente a la nínfula del grupo. Tienes que ser un artista y un loco, una criatura de melancolía infinita, con burbujas de veneno ardiente en tus entrañas y una llama, voluptuosa en grado sumo, permanentemente radiante en la sutil espina dorsal (¡Cuánto tendrán que esconderse y agacharse), para discernir inmediatamente por medio de signos inefables - el esbozo ligeramente felino de un pómulo, la esbeltez de un aterciopelado miembro, y otros indicios que la desesperanza, la pena y las lágrimas de la ternura no me permiten tabular - el dañino diablillo entre los saludables chiquillos, Ella pasa desapercibida entre ellos y no es consciente de su fantástico poder.



Pero seamos formales y civilizados. Humbert Humbert intentó de veras ser bueno. franca y verdaderamente lo intentó. Tenía un respeto supremo por las chicas normales, con su pureza y su vulnerabilidad, y bajo ninguna circunstancia hubiera interferido en la inocencia de una niña, si hubiera la más mínima posibilidad de escándalo. Pero cómo latía su corazón, cuando, entre la inocente caterva, espiaba a un pequeño demonio "enfant charmante et fourbe" de ojos negros y labios brillantes, diez años en la cárcel si se demuestra que solamente la estabas mirando. Así es la vida. Humbert era perfectamente capaz de tener relaciones con Eve, pero él deseaba a Lilith. La fase inicial del desarrollo de los pechos se presenta pronto (10.7 años) en la secuencia de cambios somáticos que acompañan la pubescencia. El siguiente evento válido del desarrollo es la aparición de los vellos púbicos pigmentados (11.2 años). La ranura de la ranita rebosa de piedrecillas.
By Wladimir Nabokov

2 Comments:

  • At 4:48 p. m., Blogger Bruja_In_Love said…

    nínfulas...
    pero bellas, que quieres que te diga, el amor es amor... no digo yo?

     
  • At 10:45 a. m., Anonymous Anónimo said…

    interesante.....da para pensar...mmm......sin comentarios.

     

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